El descubrimiento del quinto sólido platónico, el dodecaedro, llevó a Aristóteles a proponer el éter, elemento que se asociaría al planeta supralunar. Esta teoría, que perduró más allá de la Edad Media pese a ser errónea, ingresó la idea de que las características macroscópicas de las substancias están similares con su estructura microscópica. En este periodo escribió un libro de artículo sobre química inorgánica, Principios de Química, que tuvo trece ediciones (la última en 1947) en el que organizaba los elementos conocidos en familias que presentaban características afines. La sección primera del artículo se consagró a la química, bien conocida, de los halógenos. Aunque Dmitri Mendeleiev es considerado a menudo el “padre” de la tabla periódica, su composición actual es el fruto del trabajo de varios científicos.
Él destaca la existencia de semejanzas entre elementos agrupados en tríos que él denomina “tríadas”. Pone en prueba que la masa de uno de los tres elementos de la triada es intermedia entre la de los otros dos. En 1850 pudimos contar con unas 20 tríadas para llegar a una primera clasificación coherente.
Esto colocó al berilio en el Conjunto 2 sobre el magnesio cuyas características se parecían mucho más que donde se había colocado antes (encima del nitrógeno). Una manera de clasificar los elementos es según se comporten como metales o no metales. Están en el lado izquierdo de la tabla El radical derecho contiene los elementos no metálicos, mucho más el hidrógeno que muestra especificaciones no metálicas en condiciones normales.
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Por servirnos de un ejemplo, Humphry Davy aisló unos diez (calcio, bario, magnesio, sodio, cloro, etcétera.) aplicando la técnica de la electrolisis. Considerablemente más siguieron al hallazgo de la radiactividad y la fisión nuclear. Seaborg, premio Nobel de Química en 1951, reconfiguró la tabla periódica poniendo la serie de los actínidos debajo de la serie de los lantánidos. Ha habido alguna discordancia sobre quién merece ser reconocido como constructor de la tabla periódica, si el alemán Lothar Meyer o el ruso Dmitri Mendeleiev.
Sin embargo, en 1955 se nombró mendelevio al elemento químico de número atómico 101, en su honor. Chancourtois no fue muy afortunado, ya que la primera publicación de 1862, que tuvo más encontronazo, no incluyó el diagrama de la representación, algo primordial en la situacion de un sistema periódico. Esta idea clave pasó desapercibida entre los químicos, primero, porque fue enunciada por un geólogo. Su aportación sería reconocida 30 años después de la publicación de su revolucionario producto. Esta novedosa idea de las tríadas se convirtió en un área de estudio muy habitual. Entre 1829 y 1558 múltiples científicos, como Jean Baptiste Dumas, Leopold Gemelin, Ernst Lessen Max pettenkofer y J.P.
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En él se apoyaron los demás científicos para llevar a cabo sus Tablas, entre ellos Meyer y Mendeleiev. Es el precursor de la Química cuantitativa, utiliza la balanza de precisión en el laboratorio por vez primera (grabado de una balanza de la época).
Algunos la piensan la piedra Rosetta de la naturaleza, ya que permite ordenar los elementos básicos de la materia, deducir sus propiedades y predecir sus relaciones. Si bien la tabla de Mendeleiev probó la naturaleza periódica de los elementos, la explicación de por qué las características de los elementos se repiten periódicamente tuno que esperar hasta el siglo XX. Esto llevó a Chancourtois a ofrecer que las características de los elementos son las propiedades de los números.
Tras pasar los años 1859 y 1860 en Alemania ampliando sus estudios retornó a su puesto de instructor en el que estuvo hasta 1890. En 1868, Meyer construyó una tabla extendida que entregó a un colega para su evaluación. Desgraciadamente para Meyer, la tabla de Mendeleiev se publicó en 1869, un año antes que apareciera la de Meyer. Las indagaciones llevadas a cabo presentaban la contrariedad de que no en todos los casos se disponía de valores exactos para las masas atómicas y se hacía difícil la búsqueda de regularidades. Ingreso instant\\u00G2neo a millones de ebooks, audiolibros, revistas, podcasts y bastante m\\u00G2s. Podemos ver en la vitrina 2 “la curva de volúmenes atómicos” de Meyer y en la vitrina 3 la “Tabla de Mendeleiev”.
Cooke, encontraron que estos géneros de relaciones se extendían alén de las tríadas. En 1857, el químico alemán Ernst Lenssen publicó un producto en el que reunía los 58 elementos populares en veinte tríadas e identificaba siete supertríadas. En 1864 Newlands publicó su versión de la tabla periódica y propuso la Ley de las Octavas (por analogía con los siete intervalos de la escala musical).
El hallazgo del sistema periódico de clasificación de los elementos no es fruto de un momento de inspiración de un sujeto, sino culmina una serie de desarrollos científicos. Ello no obsta para que los historiadores fechen el nacimiento de la tabla periódica moderna el 17 de febrero de 1869, día en que Dimitri Ivanovich Mendeléiev terminó la primera de sus numerosas tablas. Constaba de 63 elementos, organizados según su peso atómico creciente, pero dejaba espacios libres para elementos no descubiertos, prediciendo su peso atómico. Más tarde, sobre la base del trabajo del físico Henry Moseley, latabla periódica se reordenó sobre la base del aumento del número atómico en lugar del peso atómico.
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Las tablas disponibles eran bastante imprecisas, pero, pese a ello, ciertos químicos comenzaron a ordenar los elementos en grupos, teniendo en cuenta las características químicas y el peso atómico. Los humanos siempre hemos estado tentados a hallar una explicación a la complejidad de la materia que nos circunda. Al comienzo se pensaba que los elementos de toda materia se resumían al agua, tierra, fuego y aire. Sin embargo al cabo del tiempo y merced a la mejora de las técnicas de experimentación física y química, nos dimos cuenta de que la materia es de todos modos mucho más complicada de lo que semeja. Los químicos del siglo XIX hallaron entonces la necesidad de organizar los nuevos elementos descubiertos. La primera forma, la más natural, fue la de clasificarlos por masas atómicas, pero esta clasificación no reflejaba las diferencias y semejanzas entre los elementos.
Más allá de su papel crucial en química, la tabla periódica trasciende a otras disciplinas, como la física y la biología, y se convirtió en un icono de la ciencia y de la civilización universales. La misión de Mendeléyev continúa tras todos estos años a medida que loscientíficos continúan ajustando la tabla periódica, descubriendo nuevos elementos. Hoy en día, la tabla consta de 118 elementos, que están organizados por sus números atómicos, y fue en 2016 cuando se añadieron los elementos 113, 115, 117 y 118, nihonio, moscovio, teneso y oganesón, completando la séptima fila de la icónica tabla. La tabla periódica cuenta los elementos por número atómico, que es el número de protones en cada átomo de ese elemento.
En 1911 Ernest Rutherford publicó sus estudios sobre la emisión de partículas alfa por núcleos de átomos pesados que llevaron a la determinación de la carga nuclear. Demostró que la carga nuclear en un núcleo era proporcional al peso atómico del elemento. En 1895 Lord Rayleigh notificó del hallazgo de un nuevo elemento gaseoso, llamado argón, que resultaba ser químicamente inerte. Este elemento no encajaba en ninguno de los grupos populares de la tabla periódica. En conjunto Mendeleiev tuvo que mover 17 elementos a novedosas posiciones para poner sus características en correlación con otros elementos.
La biología, celebra el Origen de las especies de Darwin adjuntado con su cumpleaños . Los aspasionados de la astronomía conmemoran más que nada el año 1543, en el momento en que Nicolás Copérnico ubicó el Sol en el centro del sistema del sol. Para la química, ningún motivo de celebración sobrepasa el origen de la tabla periódica de los elementos, construída en marzo de hace 150 años por el químico ruso Dmitrii Ivanovich Mendeléyev. Sintetiza una ciencia completa en aproximadamente 100 cuadrados que poseen símbolos y números. Es una tabla donde todos los elementos se ordenan por su número atómico – número de protones-, una disposición que exhibe tendencias periódicas y reúne a aquellos con un accionar similar en una misma columna o conjunto. Hablamos de una herramienta única, que deja a los científicos predecir la apariencia y las características de la materia en la Tierra y el resto del cosmos.